Ahora me gustaría hablar un poco sobre el viaje a Bolivia, sobre las II Brigadas Bibliotecarias, y en cierto modo para agradecer a los compañeros que allí tan bien me han atendido, y además para darle una modesta difusión desde este blog, a un incipiente proyecto bibliotecario, que puede ser un buen acicate para las bibliotecas y archivos de Bolivia, y para la cultura de ese país en general. Yo particularmente fui destinado a la Biblioteca y Archivo Histórico del Honorable Congreso del Estado de Bolivia. Allí, junto con otros compañeros, (Pati Morán, bibliotecaria estadounidense y Santiago Morán, bibliotecario madrileño), estuvimos durante un par de semanas, indizando, ordenando y colocando documentación del Senado referente a diversos temas y que abarcaban varias décadas de la historia del país. Nos encontramos desde actas de reuniones del senado, acuerdos internacionales con otros países, hasta documentación bibliográfica sobre personajes ilustres del país, por poner un ejemplo. Fue un trabajo curioso, cuanto menos, que nos sirvió para adentrarnos un poco más en las vicisitudes históricas del país. Me gustaría comentar, a modo de saludo y agradecimiento, el trato tan atento y amable que tuvimos en todo momento de René Mérida, que fue durante esos días nuestro jefe, compañero y sobretodo buen amigo.
En casa de Luis Oporto, aspecto de la documentación que se gestionará en el archivo de la COMIBOL y acto de celebración del 40 aniversario de la Asociación de Bibliotecarios de Oruro (BOLIVIA).
Pero quizás el aspecto más importante del viaje, el más valioso o gratificante no haya sido el trabajo archivístico propiamente dicho. Aparte de estar esos días peleando con numerosas sacas de documentación, pudimos disfrutar de muchas invitaciones a diversos eventos de carácter bibliotecario, tales como cursos de formación, seminarios o reuniones de asociaciones de bibliotecarios. Es de destacar la calurosa acogida que recibimos allí dónde fuimos invitados todos los cooperantes, que a principios de julio éramos unos veinte, destinados a diversos organismos culturales de Bolivia. Yo, junto con mi compañero de trabajo en Albacete, Carlos Alfaro, fui invitado durante un par de días a Oruro, populosa ciudad minera al sur de La Paz, dónde presenciamos unos cursos de formación que impartía la empresa COMIBOL para sus empleados de archivos. Además pudimos asistir al seminario en el que se celebraba el 40 Aniversario de la Asociación de Bibliotecarios de Oruro, donde se dieron interesantes charlas a la vez que pudimos intercambiar ideas y experiencias con algunos de los asistentes. Va desde aquí un aplauso para ellos y la enhorabuena por estar durante tantos años trabajando por el bien de los libros y la difusión de la cultura, aparte de agradecerles el trato tan cordial del que fuimos objeto.
Es díficil resumir en un artículo tan pequeño, la enorme cantidad de vivencias y recuerdos que traigo conmigo tras mi estancia en La Paz y otras ciudades de Bolivia. También es imposible mencionar a todos los compañeros que he ido conociendo en las diversas reuniones (y también alguna que otra fiesta) que hemos ido haciendo los brigadistas, y en las que se procuraba ir coordinando los trabajos y compartiendo inquietudes. Resultó, a modo de ejemplo, muy curiosa y gratificante la tarde en la que pudimos disfrutar de "Las Flaviadas", las cuales se celebran en la Fundación Flavio Machicado, y que consisten en la audición, en una sala muy acogedora, acondicionada con mucho gusto para esas ocasiones, de diversas piezas de música clásica o autóctona. Fue realmente una experiencia enriquecedora, que hizo renacer en todos los asistentes el gusto por la buena música, muy recomendable para todo aquel que pase una temporada en La Paz.
Quizás, y tras mi breve paso por estas segundas Brigadas Bibliotecarias, paso que espero repetir el próximo año, un punto criticable o mejorable es que creo que las colaboraciones se han destinado más a archivos de organismos públicos, y quizás han sido pocas las bibliotecas que han podido recibir nuestra ayuda, algo que, y creo coincido con algunos cooperantes, hemos echado en falta algunos compañeros. Ha faltado, por decirlo de alguna manera, más "trabajo de calle", de cara al público. Mi opinión particular es que habría que afinar aún más, para próximas Brigadas Bibliotecarias, las prioridades de los diversos estamentos culturales que puedan recibir nuestra ayuda.
Para no extenderme más en esta reseña me despido dando un cordial abrazo a todos los compañeros cooperantes que conocí allí durante mi breve estancia, además de animar al resto de brigadistas que se irán uniendo a diversos proyectos durante los próximos meses, aparte de agradecer especialmente a Luis Oporto y Carola Campos el recibimiento tan bueno que nos hicieron, acogiéndonos en su casa durante los primeros días de estancia en La Paz, y después gestionando perfectamente el resto de días, aparte de invitándonos constantemente a los actos que he mencionado anteriormente. Mencionar también a Javier Gimeno, coordinador internacional de las brigadas bibliotecarias, siempre atento a los posibles problemas que pudiesen surgir en los diversos centros de trabajo.
Unos de los muchos documentos que alberga la Biblioteca del Congreso, vista general de La Paz y un acto de entrega de un pequeño lote de libros para la biblioteca del Hogar de Niños Inmacualada Concepción en Quillacollo, Cochabamba.
Por último, animo a cualquiera que lo desee, sin importar el trabajo que tenga, a que se decida a participar en este proyecto, en el que aparte de colaborar con diversos profesionales de Bolivia, Perú, y próximamente de varios países más, tendrá una oportunidad única para participar en interesantes actividades culturales, a la vez que se van conociendo países con multitud de rincones por descubrir.
Comentarios