Hace unos días empezaba a rondar por los medios, (haciéndose
un pequeño hueco entre tanto escándalo político, casos de corrupción y los típicos
e inertes dimes y diretes de nuestros aguerridos tertulianos) la extraña
noticia de que Finlandia, país que se toma muchas veces como referente en
educación, se iban a dejar de impartir las clases de caligrafía. Al parecer,
las nuevas tecnologías siguen abriéndose paso en todos y cada uno de nuestros hábitos
y ya amenaza con hacer desaparecer algo tan nuestro, tan personal, tan
definitorio como es nuestra propia escritura. Lo que se considera unos de los
principales logros de la humanidad dejará de ser patrimonio único de nuestras
manos. Quizás, dentro de unos meses, los finlandeses, sólo usarán tablets, portátiles
o móviles para hacer algo tan sencillo como una lista de la compra. Se acabó
para ellos el garabatear trozos de papel anotando las cosas que faltan en el
frigorífico.
En fin, el debate que generará esta novedosa y quizás drástica
medida educativa seguro que será largo, al menos así lo espero. No creo que
debamos renunciar tan fácilmente a algo, que como he dicho al principio, es una
de nuestras principales señas de identidad. Ahora bien, siendo algo tan
importante, la escritura a mano, sobre papel, sobre barro, sobre un muro, sobre
la superficie que sea, me hago una pregunta, ¿Cuándo fue la última vez que
hiciste uso de ella? Yo, maniático como pocos y amante de viejas tradiciones, incluso
ridículo ludista a ratos, aún conservo
mi diario, al que intento dedicarle unos minutos todas las semanas (en realidad
no escribo en él desde mediados de noviembre) o quiénes me conozcan sabrán lo
mucho que me gusta escribir y enviar cartas postales (no confundir con emails),
os hago una pregunta. ¿Cuándo fue la última vez que recibiste una carta escrita
por algún ser querido? Incluso estas fechas que se avecinan, tan dadas a las
postales, estoy seguro que cada vez recibes menos. Y lo que es más importante
¿Cuándo fue la última vez que tú escribiste una?. Para que resulte sencillo
responder a esas preguntas a las personas pertenecientes a nuestro club, y para recuperar algo tan bonito como es eso
de escribir una carta, desde Aljaima vamos a comenzar un sencillo juego.
LA CARTA INVISIBLE, que no es otra cosa que una simple
variación del “amigo invisible” de toda la vida , que en esta ocasión en vez de
algún detallito, nos hará llegar a nuestro buzón una sencilla carta. En esa
carta se podrá contar cualquier cosa, la extensión por supuesto, también a
voluntad de quién la escribe, y quién la manda, pues será también un misterio.
Lo importante, lo central en este juego, la carta, nuestra escritura personal,
esa que aparte de con palabras, tanto dice de nosotros con tirabuzones,
tachones o renglones torcidos… Espero que sean muchas las personas que se
animen a este pequeño juego. Que sirva para recuperar ese hermoso y sencillo
gesto de escribir por escribir, pensando en alguien a quién apreciamos o
echamos de menos o simplemente, queremos contarle algo. ¡Estas fechas y
siempre, anímate a escribir una carta!
Comentarios