“Dos caras, como algunas personas, tiene la parroquia de San Sebastián... mejor será decir la iglesia... dos caras que seguramente son más graciosas que bonitas: con la una mira a los barrios bajos, enfilándolos por la calle de Cañizares; con la otra al señorío mercantil de la Plaza del Ángel”.
Casi siempre tras los pasos de Benigna, la historia va saltando de un escenario a otro, a cada cual más miserable y opresivo. Galdós, para esta novela, así como para tantas otras, se documentó concienzudamente sobre los barrios más bajos de Madrid, realizando visitas, a veces acompañado de la policía, otras disfrazado de médico, a hospitales, casas de huéspedes, asilos o tabernas. Se nota el empeño que pone es describir esos ambientes y la conciencia social que quiere despertar con ello. Pese a lo trágico, lóbrego y angustioso de las historias que va narrando, los malabarismos económicos que tiene que hacer Benigna para llevar algo decente para comer a su señora, doña Paca, o el esfuerzo para atender a su compañero de fatigas, el moro Almudena o el noble venido a menos de Frasquito Ponte, no deja de tener el libro algo de esperanzador y a ratos hasta cómico, por lo excesivo del comportamiento de los personajes. Un libro complejo y completo.
Por supuesto, le dimos muchas vueltas al personaje de Benigna, o Benina, nos desconcertaba su abnegación a la hora de atender a su señora, la cual no es consciente de la precariedad en la que viven o a su extraña y bonita amistad con Almudena, con sus continuos altibajos en el ánimo. Con esa actitud resignada pero valiente pretende provocar la reacción del lector, que este no se quede impasible ante tanta miseria.
Galdós contrapone hábilmente los valores de la justicia, tan necesaria, frente a la hipocresía que tantas veces se enmascara con la caridad. Da palos a todos los estamentos de la sociedad, como pueden ser la policía, que trata con desprecio a los habitantes de los bajos fondos, al clero, viviendo con relativa opulencia pero de espaldas a las necesidades de sus fieles, aunque al personaje del sacerdote Romualdo no lo pone mal del todo, a una burguesía acomodada que se permite dar lecciones de moralidad, cuando con toda probabilidad han alcanzado su estatus a base de trampas (personaje de Carlos y su libreta de contabilidad), al propio Gobierno, el cuál debería de algún modo mantener unos servicios mínimos…
En fin, como siempre, no queremos desvelar muchas cosas del argumento. Es un libro que recomendamos, un libro que al margen de la historia que nos está cotando y que da tanto que pensar, se disfruta por lo magistralmente que está usado el lenguaje, toda una delicia de riqueza y colorido sin resultar nunca cansado o repetitivo. Eras otros tiempos y el lenguaje era diferente. Puro placer en forma de libro que esperamos puedas leer muy pronto si aún no lo has hecho. Un saludo desde Socovos a todos los lectores y despistados que pasen por aquí.
Ah, fue nuestra primera reunión de manera oficial sin
mascarilla. Despu
és de tantos meses, casi no nos acordábamos de nuestras caras.
Como complemento a la lectura de este libro recomendamos el documental radiofónico de Documentos, de RNE, dedicado a Benito Pérez Galdós, aquí te dejamos el enlace.
Comentarios
Describe con una maestría ejemplar las miserias y las misericordias humanas.
Con qué facilidad aceptamos lo bueno que nos llega, y que pronto olvidamos de donde nos ha llegado.
Un relato muy bueno para comprender la sociedad de aquella época y de que somos capaces los seres humanos, para bien y para mal.