CLUB DE LECTURA DE LA BIBLIOTECA DE SOCOVOS -- Existe un tipo de usuario de biblioteca cuya generosidad no tiene ímites. Es un lector que incapaz de contener su filantropía la va derramando en cada libro que va leyendo. Un lector que, agradecido por el libro que se ha llevado prestado y de cuya lectura ha disfrutado (o no), siente la imperiosa necesidad de devolver el favor y no se le ocurre otro modo que subrayarlo y a veces, incluso hasta anotarlo. Suponemos que desarrolla tan encomiable esfuerzo intelectual para facilitar la lectura a los próximos usuarios. A los bibliotecarios nos produce gran alegría encontrarnos con esos libros, enriquecidos y tuneados de este modo, retocando las carencias de la edición inicial. Algunos, para asegurarse de que su caritativa labor no se pierde, incluso hacen dichas anotaciones y subrayados con bolígrafo. ¡Hacen que a uno se le salten las lágrimas y le recuerden para que se metió a trabajar de bibliotecario! En serio, amigo lector aprendiz de editor literario, no hace falta que ayudes a los futuros lectores con tu capacidad de síntesis. Creemos que es mucho mejor que sean los lectores los que descubran por sí mismos las maravillas del libro que tienen entre manos. Mantén las tuyas quietas y evita dejar ninguna marca en un libro, que al fin y al cabo, se te ha prestado. Recuerda que ese libro que sacas de la biblioteca no es del todo gratuito. Para poder llevártelo durante varias semanas a tu casa pagas religiosamente unos impuestos, de los cuales, una parte (miserable la mayoría de las veces), se usa para dotar las bibliotecas públicas del país.
Os cuento todo esto, porque a veces, no siempre, esas marcas que algunos usuarios nos dejan entre las páginas de los libros resultan molestas o desagradables. De vez en cuanto, nos topamos con citas que son como guiños, como señales que nos sirven para identificar a personas con las que compartimos semejantes placeres y aficiones. “Cuídenlo, es un buen libro”, esta anotación me la encontré hace unos días en el libro que estaba leyendo y que comentaremos en el club de lectura. Esa nota está escrita con mucho cariño, intentando ensuciar lo menos posible, con una caligrafía pulcra y un trazo apenas definido. Bastaría una pasada de la goma de borrar para hacerla desaparecer. En fin, esa nota me dice que una persona que leyó ese libro, disfrutó mucho con él. Esas palabritas esquinadas me resultaron muy tiernas y ablandaron mi duro corazón bibliotecario, implacable con esos graffitis que como he dicho al principio, es habitual encontrarse en los libros de esta nuestra biblioteca. Ahí se quedará para que sirva de eco, de faro para los próximos amantes de la lectura que tengan este libro entre manos.
Mañana, en el Club de Lectura de Socovos, a las seis de la tarde comentaremos "LA LIBRERÍA", de PENELOPE FITZGERALD. Veremos hasta qué punto estamos de acuerdo con este lector o lectora desconocida que nos ha dejado, como mensaje en una botella, este afectuoso mensaje. Sea como sea, cuiden todos los libros, los buenos y los malos. Y os dejo hasta mañana con una cita de George Steiner, conocido subrayador de libros (supongo que de los de su propia librería).
“Un judío es un hombre que, cuando lee un libro, lo hace con un lápiz en la mano porque está seguro de que puede escribir otro mejor”.
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