CLUB DE LECTURA ALJAIMA -- En este club de lectura nos gusta leer de todo. De otros tiempos, otros países y otros géneros: otras literaturas al fin y al cabo. Voces que nos cuentan cómo era la realidad en la que vivían, cuales eras sus sueños, sus sentimientos, su manera de comprender e interpretar el mundo que les rodeaba. Sin duda son lecturas que nos abren la mente y el espíritu. El jueves 9 de diciembre nuestro club viajó al año 1874. Un año en el que la I República española cumplía su segundo año, aunque en diciembre volviera a instaurarse la monarquía, en Cartagena terminaba la revolución cantonalista y por el norte seguía coleando la III Guerra Carlista. Como no podía ser de otro modo, fue un año muy agitado políticamente en España, hay que ver lo que nos gusta el mambo. En Filadelfia se abre el primer zoológico público, Brayton crea el primer motor con petróleo como combustible, se patenta el alambre de espino y el astrónomo Janssen registra el tránsito de Venus con la ayuda de su revólver fotográfico. Emyle Zola escribe “El vientre de París” y Modest Músorgski termina de escribir su obra “Cuadros de una exposición” en honor a Víktor Hartmann, artista amigo suyo. En España Juan Valera publica “Pepita Jiménez” y ciento cuarenta y siete años después el Club de Lectura Aljaima lo comenta en una entretenida tertulia en la sala Barceló de la Biblioteca Pública de Albacete.
El libro dio mucho juego. Nos sorprendió su estructura, la primera parte está escrita como si fueran unas cartas que el protagonista, el seminarista Luis de Vargas, escribe a su tío, deán y al cargo de su educación religiosa. Poco a poco Valera nos mete en la trama y nos va desvelando las dudas e inquietudes de Luis al conocer a Pepita Jiménez, una mujer joven, ejemplar, amiga de su padre y muy querida en la zona. Es un libro que se extiende en amplias divagaciones y se esmera en las descripciones, de una gran profundidad psicológica frente a la acción propia de los folletines o libros de aventuras. Nada que ver con las dos novelas anteriores que habíamos leído, más actuales y de prosa más directa. Con todo, a la mayoría no nos resultó un libro pesado o difícil de leer, sino todo lo contrario. La maestría de Valera impide caer en el aburrimiento, aunque hubo quien reconoció que se había saltado algún que otro párrafo. Nos sorprendió también lo amplio del análisis que poco a poco se va haciendo de los personajes, primero a través de las cartas de Luis y después de la descripción de las escenas y diálogos que se van desarrollando. En general nos gustó la riqueza del lenguaje y el contraste de los personajes, cada uno suponiendo un contrapunto de otro: Antoñona, (criada de Pepita), Pedro Vargas, el padre de Luis. Se comentó también el trasfondo religioso, del misticismo al que tiende el seminarista, y si el libro es o no una crítica a la religiosidad de la época. Frente a esa religiosidad en la novela se enfrenta un amor más mundano.
Como curiosidad, y ya para ir
terminando la reseña de nuestro encuentro, comentar que esta fue la primera
novela de Juan Valera, escrita a la edad de 50 años. Durante su juventud dejó
inconclusa otra novelita de tema parecido, titulada “Mariquita y Antonio”. Como en otras ocasiones no vamos a desvelar aspectos
de la trama, pero sí comentaremos que el final, con giros y requiebros
inesperados nos pareció la guinda perfecta para la novela. “Pepita Jiménez”, otro libro que
recomendamos desde el club de lectura Aljaima. ¡Anímate a dejarnos tu comentario!
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