Hubo un rato muy divertido en la tertulia y fue cuando se compararon los motes que aparecen en la novela, y que se usan al principio para ir describiendo a los distintos personajes, con los motes particulares de Socovos, algunos de los cuales nos parecieron muy originales. En todas las reuniones que vamos teniendo en torno a diversas lecturas, yo, particularmente no dejo de aprender cosas de este pueblo, Sovocos y de las personas que lo habitan o que alguna vez pasaron por allí. Que pena que Almudena ya no esté con nosotros, pero sin duda, aquí tiene muchas historias con las que podría escribir otra gran novela. Una vez mencionados algunos motes se contaron también algunas historias familiares, que en todos lados cuecen habas y hay gente buena y gente no tan buena. A veces nos entusiasmamos tanto con estas historias que cuesta encauzar los comentarios hacia la novela.
Hablamos del miedo, como lo dominaba todo y lo insoportable que este llega a ser en algunos momentos. La inteligencia de Nino a la hora de proteger a su hermana de ciertas cosas que se escuchaban en el cuartel, o la ternura por su primer enamoramiento por Teresa, una niña de un nivel social diferente al suyo. Lo importante que es para Nino los libros que van cayendo en sus manos, en especial los de Julio Verne tanto le evaden. Hay otro guiño de Almudena, siempre los hay en las novelas de la saga “Historias de una guerra interminable” a la que pertenece esta novela, al maestre Benito Pérez Galdós y sus “Episodios nacionales”. Almudena sigue los pasos de Benito, pero ambientando sus historias en las décadas posteriores a la Guerra Civil Española.
Nos sorprendieron algunas de las anécdotas que se cuentan en torno a la figura de algunos guerrilleros, como la muerte del Cencerro, que más parece una leyenda que una historia verdadera.
En fin, también gustó mucho este libro en Socovos y desde
aquí, lo recomendamos. Un libro necesario para comprender la historia más
cercana de nuestro país, que nos ayuda a entender un poco más como somos.
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