Nuestro último libro ha sido "PAN, EDUCACIÓN, LIBERTAD" del escritor griego Petros Márkaris. Esta novela cierra su llamada "Trilogía de la crisis". Lo comentamos ayer, 4 de febrero. Como no podía ser de otro modo, se habló mucho de la situación de precariedad laboral y social en la que están envueltos los protagonistas de la trama (y de toda la saga que tiene como protagonista al policía Kostas Jaritos) y se comparó con la situación que se vivió en España, con esos "rescates" (que no fueron rescates, ojo, no seamos tan críticos). Y es que el trasfondo social en el que se mueven todas las historias de Kostas es quizás la parte más importante de estas novelas, más incluso que la propia trama policial. En este caso, como bien apuntó una compañera del club, la trama, con sus luchas generacionales, bien puede ser una metáfora de la historia reciente de Grecia, y casi de toda Europa, en la que los jóvenes comunistas pelearon por liberarse de la dictadura y una vez conseguida la victoria y el posterior acomodo en las esferas de poder, son los hijos de estos primeros luchadores los que ahora pelean contra sus padres, a los que culpan por la crisis actual que azota el país, por culpa de la corrupción, las ansias de poder, la desidia institucional, etc.
"Grecia, primer día del año 2014. El país heleno sale del euro para retornar al dracma, el Gobierno se declara en quiebra y se anuncia la suspensión del pago por tres meses a los empleados públicos. Es el arranque de la novela de Petros Márkaris que, con su narrativa directa y poco adornada, nos adentra en una realidad tan dura y sombría como crudamente poco ficcional, la de la Grecia sumergida en la crisis. Los jóvenes que solo vivieron bajo el imperio monetario del euro festejan. Saben que los tiempos serán duros pero están convencidos de que es un paso hacia la ruptura con la troika y una mayor independencia de Grecia: "Acabemos con la esclavitud del euro. Si tenemos que ser pobres, mejor con el dracma". Los más viejos no albergan ninguna ilusión, saben que su nivel de vida caerá todavía más: "¡Con el euro cobrábamos migajas, con el dracma no cobraremos nada!".
Cada generación alberga las ilusiones y los temores correlativos a su propia experiencia histórica, y este es un registro que Márkaris explota a lo largo de su relato, en el que no solo abundan las comparaciones con distintos momentos de la historia griega reciente, sino que hay una suerte de batalla generacional que atraviesa toda la novela, donde los jóvenes que hoy enfrentan la crisis se distancian críticamente de la experiencia de sus padres, la generación antifascista que luchó contra la dictadura militar.
Ese nudo problemático comenzará a vislumbrarse a partir de los asesinatos que investiga el comisario Kostas Jaritos, porque esta es una novela policial, o más ajustadamente de narrativa policial. No está presente la intención del "crimen perfecto", esa que Ricardo Piglia, en la compilación homónima, analizó como la utopía y a la vez la negación del género policial, porque aunque la idea de un crimen tan misteriosamente bien ejecutado que jamás se descubre es el horizonte al que aspira el escritor, este debe frustrar esa expectativa para dar lugar a una explicación racional de los hechos". (La izquierdadiario.com)
"Grecia, primer día del año 2014. El país heleno sale del euro para retornar al dracma, el Gobierno se declara en quiebra y se anuncia la suspensión del pago por tres meses a los empleados públicos. Es el arranque de la novela de Petros Márkaris que, con su narrativa directa y poco adornada, nos adentra en una realidad tan dura y sombría como crudamente poco ficcional, la de la Grecia sumergida en la crisis. Los jóvenes que solo vivieron bajo el imperio monetario del euro festejan. Saben que los tiempos serán duros pero están convencidos de que es un paso hacia la ruptura con la troika y una mayor independencia de Grecia: "Acabemos con la esclavitud del euro. Si tenemos que ser pobres, mejor con el dracma". Los más viejos no albergan ninguna ilusión, saben que su nivel de vida caerá todavía más: "¡Con el euro cobrábamos migajas, con el dracma no cobraremos nada!".
Cada generación alberga las ilusiones y los temores correlativos a su propia experiencia histórica, y este es un registro que Márkaris explota a lo largo de su relato, en el que no solo abundan las comparaciones con distintos momentos de la historia griega reciente, sino que hay una suerte de batalla generacional que atraviesa toda la novela, donde los jóvenes que hoy enfrentan la crisis se distancian críticamente de la experiencia de sus padres, la generación antifascista que luchó contra la dictadura militar.
Ese nudo problemático comenzará a vislumbrarse a partir de los asesinatos que investiga el comisario Kostas Jaritos, porque esta es una novela policial, o más ajustadamente de narrativa policial. No está presente la intención del "crimen perfecto", esa que Ricardo Piglia, en la compilación homónima, analizó como la utopía y a la vez la negación del género policial, porque aunque la idea de un crimen tan misteriosamente bien ejecutado que jamás se descubre es el horizonte al que aspira el escritor, este debe frustrar esa expectativa para dar lugar a una explicación racional de los hechos". (La izquierdadiario.com)
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