CLUB DE LECTURA ALJAIMA -- El jueves 3 de
febrero realizamos la tertulia del libro " Los peces no cierran los ojos ", del escritor italiano Erri de Luca. Ya lo habíamos comentado en Socovos, donde dejó muy buenas sensaciones. Por eso decidimos repetir su lectura en este club (ha sido un cambio a dos bandas porque en Socovos decidimos a su vez comentar el libro de Almudena Grandes que ya habíamos leído en Aljaima). Espero que no os perdáis con tanta referencia cruzada. Podéis pinchar aquí para leer el resumen del encuentro de Socovos.
Como no pude asistir al encuentro que hicimos en Aljaima os dejo la reseña que ha elaborado sobre el mismo nuestra compañera María José. Espero que os guste y sobre todo, que os anime a leer algo de este escritor realmente peculiar.
No conocíamos a este escritor, pero ha resultado todo un descubrimiento. El protagonista recuerda, cincuenta años después, el verano que pasó en una pequeña isla cerca de Nápoles cuando tenía diez años. En sus 128 páginas encontramos párrafos que son pura poesía y apetece volver atrás para releerlos… ”En septiembre ocurren días de cielo descendido sobre la tierra. Se abre el puente levadizo de su castillo en el aire y, bajando por una escalera azul, el cielo se apoya durante un buen rato en el suelo”. No resulta fácil avanzar en la lectura porque a lo largo del relato el autor intercala, con breves trazos, episodios de su vida adulta.
En opinión de varios de los asistentes a la tertulia, el niño que aparece en el relato no se comporta y piensa como un niño de diez años, no resulta creíble. Sus reflexiones son demasiado maduras para un niño de esa edad. Por ejemplo, en varios momentos piensa que no debía haber existido, como si hubiera sido un estorbo para sus padres y desearía ser invisible. Quizás el autor refleja recuerdos de la infancia pero mezclados con la realidad del adulto en que se convirtió. Tampoco parece verosímil que una chica se fije en un niño más pequeño. Aunque también ella es muy peculiar, siente pasión por el mundo animal y quiere ser escritora.
En cualquier caso, es en ese verano, cuando su edad se dice ya con dos números, el momento en que el protagonista siente que la infancia ha acabado “. Acaba, pero no ocurre nada, uno se queda en el mismo cuerpo de crío atascado de los demás veranos, revuelto por dentro e inmóvil por fuera…”
Los personajes de la novela están muy bien traídos, pues cada uno nos acerca a los recuerdos del protagonista: El padre y la madre, la guerra que los marcó, los niños y sus peleas, la niña que lo sabe todo, los pescadores, las mujeres a las que oye hablar y cantar. Y Nápoles es otro personaje más “Para alguien nacido en Nápoles, el destino está a sus espaldas, es provenir de allí…”
Otra impresión compartida por varios tertulianos es que uno de los temas presentes en esta obra es el pacifismo. El autor rechaza la violencia y su idea de la justicia no pasa por hacer uso de la fuerza. La chica quiere vengar la paliza que le infligieron al niño los dos chicos mayores y los lleva a enfrentarse en un duelo por ella. Sin embargo, para él eso solo demuestra la inutilidad del odio y la sangre.
En cuanto a la forma de narrar, de Erri de Luca se vale de trazos certeros para describir de manera precisa los diversos escenarios y situaciones de la obra. De niño se entretenía mucho con los crucigramas, jeroglíficos y otros juegos de palabras. “Hoy creo que las revistas de pasatiempos son una buena escuela de escritura, adiestran en la exactitud del vocablo, que debe corresponder a la definición requerida”. Llama la atención cómo le gusta fijarse en el significado de muchas palabras. “Mantener, a los diez años era mi verbo preferido. Entrañaba la promesa de tener en la mano, mantener” Pero le fastidiaba el uso que hacían los adultos del verbo “amar”. Claro, que aún no había descubierto el amor “Antes de este verano lo leía en los libros y no entendía por qué los adultos se acaloraban tanto. Ahora lo sé, provoca cambios y a las personas les gusta que las cambien”
El título “Los peces no cierran los
ojos” es una bella imagen de este niño que no cierra los ojos ni siquiera
cuando lo besan, para no perder detalle de lo que sucede a su alrededor.
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