Me gusta usar el blog para hacer una breve presentación del libro que vamos a leer así como de su autor o autora. Una reseña somera y algún que otro comentario propio para animar a los participantes del club de lectura a que se lo lean y participen en el próximo encuentro. Normalmente tiro de páginas de biografías, los portales de las editoriales la Wikipedia o de las entrevistas y artículos que aparecen en diversos medios. Pero en esta ocasión no voy a decir nada sobre Antonio Magán, mejor que sea él mismo quien se presente, que lo hace con mucha más gracia, ironía y una pizca de mala leche. Así es él y así son su cuentos, que estoy seguro no van a defraudar a nadie no solo en nuestro club sino en toda la provincia de Albacete.
“Dejé
de beber el 19 de febrero de 2020. El 15 de marzo cerraron los bares y me puse
a escribir. No había planeado ninguna de las dos cosas. Escribía mi primer
cuento después de 14 años. El país se mataba por el papel higiénico. A mí me
quedaban dos rollos. Prefería limpiarme el culo con hoja de higuera que
despilfarrar mi tesoro. Engrasé mi vieja Olivetti y engarcé el papel en el
carro. Primero un cuento, después otro. Lo terminaba, lo publicaba en el
Facebook sin saber qué escribiría al día siguiente. Hoy, 19 de marzo de 2021,
he terminado la última historia. Sigo sin beber y los bares están abiertos. En
estos cuentos hay idiotas, locos putas, policías, periodistas corruptos, tontos
del culo, políticos abyectos, borrachos, suicidas, listos, soberbios, cotillas,
flipaos, caciques, asesinos, víctimas y mafiosos”.
Con ingredientes así, es imposible que no nos gusten estos
cuentos. No voy a transcribir la presentación de “83 cuentos de mierda” que la
editorial Uno hace en la contraportada. Mejor que seas tú mismo quién vaya
descubriendo a este personaje mítico de la noche (y del día) albaceteño. Estás
invitado a conocerlo, pertenezcas o no a nuestro club, el próximo día 25 de
octubre, en la Biblioteca Municipal de Socovos, a las 6 de la tarde. No hace
falta vestir de etiqueta pero sí se recomienda venir con un carajillo o piedra de orujo en la
mano.
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